La falta de productividad conduce a la falta de felicidad. Cuando no te ves a ti mismo haciendo progresos o consiguiendo cosas, te pones ansioso y te estresas. Por eso es tan importante aprender a ser productivo.
También hay muchas cosas que contribuyen a la infelicidad: las notificaciones de las redes sociales, los correos electrónicos, los mensajes de texto y los compañeros de trabajo parlanchines son sólo una pequeña parte de las interrupciones con las que nos bombardean. Estas “pequeñas cosas” pueden acumularse rápidamente y conducir a obstaculizar tus niveles de felicidad y productividad.
Aprende a ser productivo con los siguientes consejos y recupera tu productividad diaria y tu felicidad, de una vez por todas.
Identifica los factores que roban tu tiempo
Todos tenemos ladrones de tiempo, pero la mayoría aún no los hemos identificado. Para algunos, pueden ser las apps del teléfono, el mal hábito de revisar constantemente el correo electrónico o pasar más tiempo tomando descansos que trabajando realmente durante nuestras horas de máxima productividad.
Si consigues identificar estas actividades o situaciones que te distraen o interrumpen, mejorarás tus resultados mucho más rápido y aprenderás mejor a ser productivo en tu día a día.
Piensa en una cosa que, si la cambiaras ahora mismo, tendría la mayor influencia positiva en tu productividad. Escríbelo, piensa en lo que causa o contribuye a ello y cuál será tu solución para avanzar.
Celebra las pequeñas victorias
Cada vez que tachas una tarea de tu lista de tareas pendientes, liberas una “sustancia química feliz” en tu cerebro llamada dopamina. Esto te da la motivación para seguir adelante y hacer aún más.
Por ejemplo, cuando termine de escribir este artículo y lo haya tachado de mi lista de cosas por hacer hoy, recibiré una buena ráfaga de “sustancias químicas felices” que se liberarán en mi cerebro. ¿Y la mejor parte? ¡Cero efectos secundarios!
Recarga las pilas
Calcula cuántas horas de sueño necesita tu cuerpo y asegúrate de que lo consigues. Tómate tiempo para estirarte, caminar o relajarte para recargarte a lo largo del día y después del trabajo.
Un estudio reveló que la mejor manera de garantizar una productividad constante a lo largo del día es trabajar durante unos 50 minutos, seguidos de un descanso de 15-20 minutos. De esta manera lograrás despejar tu mente para continuar con las tareas durante el resto del día.
Conviértete en una persona madrugadora
Este es uno de los “trucos” de productividad más infrautilizados del planeta. Al decidir empezar a levantarte temprano por la mañana todos los días, seguramente tus niveles de productividad y felicidad aumentarán drásticamente.
La mayoría de la gente no se levanta tan temprano, así que nadie puede molestarte o interrumpir lo que quieres hacer. Una persona productiva utilizará este tiempo para hacer ejercicio, meditar o adelantarse a su día.
Utiliza bloques de tiempo
Al tener bloques de tiempo durante el día, evitarás perder el tiempo innecesariamente, como actualizar las redes sociales o consultar el correo electrónico. En su lugar, empieza a desarrollar mejores hábitos de trabajo y gestiona tu tiempo para tener un día más productivo.
Hay muchas aplicaciones que pueden ayudarte a hacerlo, o simplemente puedes programar una alarma en tu teléfono para saber cuándo puedes tomarte un descanso y disfrutar de algo de tiempo libre. Durante el bloque de tiempo establecido, haz todo lo posible por eliminar las distracciones. Busca un espacio tranquilo, desordena tu escritorio y crea una breve lista de tareas para no perder el rumbo.
Evita interrupciones
Las interrupciones son uno de los mayores obstáculos para la productividad. Cada vez que te interrumpen en medio de una tarea, tu nivel de productividad se resiente.
A todos nos ha pasado: estás totalmente inmerso en un proyecto importante hasta que, de repente, aparece de la nada el charlatán del trabajo y empieza a hablar de la noche loca que tuvo el fin de semana pasado. Cuando se va, ya te has olvidado de dónde estabas y tardas 30 minutos en volver a ponerte en marcha.
Evita esto haciendo saber a la gente que tienes un trabajo importante que debes hacer.
Aleja las interrupciones digitales
Los teléfonos inteligentes, las notificaciones del buzón de correo, Twitter, Facebook y todo lo que aparece, se desliza o se desvanece en tu pantalla tienen que desaparecer. Apágalos y céntrate cuando quieras aprender a ser productivo.
Es tan fácil como apagar las notificaciones o programar sólo un momento específico para revisar todas estas notificaciones y textos.
Mide tu éxito
De vez en cuando, es una buena idea medir tus resultados y ver cómo van las cosas.
¿Cómo es tu progreso? ¿Te estás moviendo en la dirección correcta? Siempre es una buena idea hacer un seguimiento de tus progresos con regularidad.
Por supuesto, para hacer un seguimiento de tu progreso, necesitas establecer hitos específicos para saber que estás en camino de lograr cualquier objetivo grande o pequeño.
Sal de tu propio camino
A veces, todo lo que necesitas hacer es dejar de sabotearte a ti mismo y salir de tu propio camino para desarrollar hábitos productivos. A veces el autosabotaje puede ser obvio, como cuando evitas completamente avanzar en los proyectos. Otras veces, puede parecerse al perfeccionismo, cuando nunca estás satisfecho con el resultado final y, por tanto, nunca haces tu mejor trabajo.
Puedes tender a mirar todos los factores extrínsecos de por qué no puedes ser más productivo, y puedes culpar, quejarte y señalar a todos y a todo, excepto a ti mismo.
¿Cuántas excusas tienes y vives cada día? Tus excusas pueden ser válidas, pero al final, en realidad sólo te están frenando; es una técnica de evasión que utilizamos inconscientemente cuando no nos sentimos capaces de completar las tareas importantes que tenemos a mano.
Antepón los resultados a la comodidad si realmente quieres mejorar tu productividad. Puede ser difícil encontrar tu enfoque al principio, pero una vez que salgas de tu propio camino y dejes de poner excusas, encontrarás que la vida se vuelve más fácil en general.
Los tips que te compartimos hoy en Marketing Alternativo son cosas que no te enseñan en las universidades en chalco, en el bachillerato, en cursos extracurriculares, etc., más bien, son cosas que hemos aprendido en el transcurso de nuestra corta vida. ¡No dudes en ponerlos en práctica!
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